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El Tamarindo

El tamarindo ha sido por generaciones deleite de chicos y grandes, pero, curiosamente, esta deliciosa fruta no es originaria de México.
La historia del tamarindo comenzó en la India, donde se utiliza desde tiempos inmemoriables para la elaboración de diversos alimentos, incluyendo una especie de cerveza.
Quiza gracias a los árabes, quienes conocían el fruto y las semillas, fue dado a conocer en la Europa de la Edad Media donde debido a las propiedades alimenticias de su pulpa agridulce, refrescante y laxante en grandes cantidades, se convirtió en algo conocido pero exótico, condición que prevalece hasta nuestros días para muchos habitantes del viejo continente.
Su cultivo, por ser un árbol tropical, no es posible desarrollarlo en Europa, por lo que su plantación se extendió por África. El tamarindo llegó a América traído por los españoles, probablemente al principio de la Colonia. Su cultivo rápidamente se extendió en las zonas tropicales de nuestro país, especialmente en la vertiente del Pacífico (más seca que la del Golfo), en los estados de Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas e incluso Yucatán, donde se le conoce como pah-ch’uuk. Desde entonces ha sido parte importante de la alimentación tradicional de los pueblos de zonas cálidas y de todo el país. Ejemplo claro de los tamarindos en lugares tan conocidos como Acapulco, cuya variedad de dulces enchilados a partir de pulpa de esta rica vaina.
Este importante fruto tiene su época de cosecha entre Enero y Abril, dependiendo de la región y del ejemplar. El árbol es espectacular, crece en zonas tropicales y subtropicales, y alcanza hasta 20 m de altura.
Como alimento, el tamarindo se prepara de muchas maneras, y no sólo en México. En Egipto, por ejemplo, se comen los frutos a modo de condimento, y en otros países árabes lo consumen confitado.
En nuestro país el tamarindo se come en forma de dulce de tamarindo.
Otra forma de consumo muy popular es la refrescante agua de tamarindo, una de las tres aguas tradicionales de México: horchata, jamaica y tamarindo, y, curiosamente, la base vegetal de las tres no tienen un origen nacional. Además, se utiliza en diversos platillos de la cocina tradicional y de la alta gastronomía mexicana o en bebidas como el tequila.
El tamarindo tiene propiedades nutritivas únicas, gracias a su contenido de ácido tartárico y cítrico, gran cantidad de vitaminas y un altísimo contenido de fibra.
En resumen, el tamarindo es una fruta con gran historia, de orígenes milenarios, viajes insospechados, culturas lejanas, usos variados y enormes cualidades nutritivas, medicinales y, además, un delicioso sabor en agua y en dulce con chile que, a pesar de tener un origen hindú, ha conquistado el paladar y el corazón de todos los mexicanos.

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